Hace poco, hablando con un buen amigo, mientras hacíamos nuestro particular brainstorming buscando soluciones para arreglar el mundo, él dijo: ¡Hay que pensar fuera de caja! En ese momento, lo miré a los ojos y le dije: Mae, ¿qué put-s significa “pensar fuera de la caja”?

Es curioso, pero esa frase la hemos escuchado todos aplicada a cualquier situación, y en términos generales entendemos muy bien lo que quiere decir. Pero, personalmente, nunca me había cuestionado lo que pensar fuera de la caja significa para mi. 

Empecemos por la caja

Imaginemos que cada uno de nosotros viaja por la vida con una caja a cuestas. Nadie la puede ver, nadie sabe lo que tiene, y sólo nosotros podemos acceder a su contenido. No es cualquier caja, sino una caja mágica que contiene todas nuestras ideas, creencias, pensamientos, e incluso los métodos que definen la lógica de razonamiento que utilizamos para tomar decisiones. ¡Todo está dentro de ella! Es lo que ya conocemos, y por eso nos resulta cómoda y familiar.

De forma muy general, pensar fuera de la caja implica dejar todo lo que nos parece seguro para explorar nuevas posibilidades, romper con lo establecido, y ver las situaciones desde perspectivas diferentes. Hasta ahí, todo bien.

Pero aquí hay dos detalles en extremo importantes. Primero, las herramientas y reglas para explorar fuera de la caja están dentro de la misma caja. Y segundo, cada uno de nosotros, no solo tiene herramientas y reglas diferentes dentro de su caja, sino que también tienen una caja única. 

Ahora entra la perspectiva

Una de las cosas más interesantes del ejercicio de pensar fuera de la caja es que no hay una única manera de hacerlo. Al tener cada uno nuestra propia caja con nuestro propio conjunto de herramientas y reglas, el resultado del ejercicio y la forma en la que lo percibimos también es muy nuestro.

Una de mis reglas es que, en un brainstorm, no existen las malas ideas. Esto porque si la idea no parece razonable, puede ser la chispa que se necesita para construir algo nuevo, o puede ser útil en el futuro bajo una nueva circunstancia. Pero, una idea que a mí me puede parecer funcional, puede ser vista como algo inservible por otra persona. O viceversa. 

Y eso es normal porque los valores y normas que existen dentro de nuestra caja definen los parámetros con los que percibimos el resultado. En otras palabras, los sesgos que están dentro de nuestra caja definen nuestra perspectiva.

#SomosCreatividad

En esencia, pensar fuera de la caja es una acción creativa. Y aunque no lo creamos, la creatividad es algo que todos tenemos. La clave para liberarla es creer en ella, dejarla salir. ¡Así de fácil! Sabiendo nosotros que podemos hacer algo de la manera A, pero decidimos buscar una manera B, en ese momento estamos aplicando nuestra creatividad.

Pensemos en la creatividad como un músculo que entre más se entrene, más fuerte es. Si nos formamos el hábito de liberar nuestra creatividad, no solo tendremos confianza en ella, sino que generará resultados con mayor facilidad. Consecuentemente, entre más entrenemos nuestra creatividad, con más y mejores herramientas llenaremos nuestra caja mágica.

Usé las gemas para destruir las gemas

El pensar fuera de la caja es un ejercicio que está condicionado por nuestros propios paradigmas que, muchas veces, se convierten en barreras infranqueables. No obstante, los podemos utilizar para ser más creativos. 

El secreto está en ser conscientes de nuestras creencias, valores y suposiciones, y cuestionarlas al pensar fuera de la caja. Al reflexionar sobre nuestros paradigmas, podemos identificar las limitaciones que pueden estar restringiendo nuestra creatividad. Esta autoconciencia nos permite desafiar nuestras propias estructuras y abrir el camino para nuevas ideas.

Adicionalmente, la exposición a diversas perspectivas es una estrategia efectiva para jugar con nuestros paradigmas. Si hablamos con personas con paradigmas diferentes a los nuestros, podemos enriquecer nuestra propia perspectiva y desafiar nuestras suposiciones, enriqueciendo nuestro proceso creativo.

Noviembre 30, 2022

El 30 de noviembre de 2022, la empresa estadounidense OpenAI pondría de cabeza a una buena parte del mundo lanzando al mercado ChatGPT, un chatbot de Inteligencia Artificial (IA) capaz de dar respuestas en lenguaje natural bastante detalladas y articuladas, aunque no necesariamente libre de errores. En tan solo 5 días, más de un millón de personas lo estaban utilizando.

ChatGPT no sólo obligó a los gigantes como Google y Microsoft a reaccionar, también hizo de la IA algo común, al menos para sus usos más básicos. De pronto fue mucho más sencillo generar contenido, por citar un ejemplo.

Pero la IA puede ayudarnos a muchas más cosas, y una de ellas es a pensar fuera de la caja. De eso hablaremos en la segunda parte de esta serie.