Expliquemos lo que ha sucedido con la campaña electoral 2018 en Costa Rica como si fuera el Tour de Francia, una de mis analogías favoritas.
Todos los años llegan al Tour 22 equipos pero no todos en igualdad de condiciones. Distintas características, entre ellas el presupuesto, definen las expectativas de cada uno. Unos se preparan para ganar la general, otros lo hacen para ganar etapas, y los restantes tratan de hacer un papel decoroso para justificar su patrocinio y, tal vez, conseguir que los inviten el año siguiente.
Los equipos que tienen un claro objetivo se paparan para alcanzarlo. Conocen cada etapa, saben dónde pueden atacar y dónde son más vulnerables. Inclusive los vemos perder segundos en una etapa porque saben que los pueden recuperar más adelante en una que se ajuste más a sus características.
Durante meses preparan el rol que tendrá cada uno de los ciclistas y es por eso que en las etapas importantes vemos a los mismos hombres tratando de escaparse uno del otro. No es coincidencia, todo está planeado.
Bajo situaciones normales la carrera transcurrirá tal y como fue pensada, pero de vez en cuando hay imprevistos que cambian no solo el curso de una etapa, sino el de todo un Tour.
Hombre en fuga
Aunque ya casi no se ven en el ciclismo profesional, ocasionalmente aparecen las fugas de bidones. En casi todas las etapas un ciclista, o un grupo de ellos, emprende una aventura con la esperanza de llegar en solitario a línea de meta y ganar. Pero en raras ocasiones esa fuga abre tanto hueco entre el corredor y el pelotón que lo persigue que éste termina como líder general.
Usualmente los equipos importantes tratan de mantener la carrera bajo control, pero puede darse el caso de que dejen la responsabilidad en otros equipos que nunca la llegan a tomar y la fuga prospera. El Tour del 2006 se definió de esa manera.
En la etapa 13 varios ciclistas, entre ellos el español Oscar Pereiro, abrieron un hueco de casi 30 minutos que lo colocó como líder de la general. Pereiro no estaba llamado a ser uno de los protagonistas, de hecho el líder de su equipo era Alejandro Valverde quien debió abandonar por una caída en la tercera etapa, pero gracias a esa fuga y al descuido de los demás equipos lo fue. Y al final ganó el Tour.
No podemos negar que hubo un alto componente de suerte en el triunfo de Pereiro. Si no se hubiese metido en esa fuga, o si esta hubiese sido neutralizada por los otros equipos al sentir que él era una amenaza para la general, posiblemente hubiese pasado sin pena ni gloria. Pero además de la suerte, Pereiro supo aprovechar la oportunidad. Redobló esfuerzos, asumió el rol protagónico y supo llegar hasta París.
Nuestra campaña
Lo mismo ha sucedido en nuestra campaña electoral. Más que una estrategia planeada, han sido factores externos los que han marcado el rumbo de la contienda electoral y han definido a los principales candidatos.
El caso por los créditos al importador de cemento chino tuvo a Juan Diego Castro como una opción gracias a su discurso anti corrupción. Mientras este caso se mantuvo en la agenda mediática, Castro mantuvo sus opciones. Pero al desaparecer de los medios luego de que la fiscal Emilia Navas tomara el control de la investigación, las opciones de Castro desaparecieron.
Fabricio Alvarado no era una opción real a la presidencia hasta que un hecho externo lo colocó accidentalmente como una opción. La respuesta a la consulta hecha por el gobierno a la Corte Interamericana de Derechos Humanos le sirvió a Fabricio para dividir a la sociedad y colocarse como el líder del grupo ultra conservador.
En el siguiente gráfico se muestra como en el PTAP de la página de Facebook de Fabricio Alvarado hay un antes y un después de la respuesta de la Corte IDH:

A Fabricio esto lo tomó totalmente por sorpresa, a tal punto que se le vio flojo en entrevistas con los medios y se evidenció la falta de profundidad de su plan de gobierno y la ausencia de equipo de trabajo. Pero a tropezones ha logrado mantenerse como una opción.
Carlos Alvarado
A Carlos Alvarado, candidato oficialista, la campaña no le estaba dando resultados. El esfuerzo de su equipo creativo por hacerlo ver como el candidato de los millennials, en vez de ayudar, le estaba pasando factura. Carlos representaba el lado progresista con opciones en la campaña y se esperaba que la resolución de la Corte IDH le ayudara, pero la respuesta no tuvo las mismas dimensiones que las de Fabricio.
Sin embargo, también un hecho externo marcaría la campaña de Carlos Alvarado. Al ir bajo en las encuestas, Carlos había sido excluido de los debates de Telenoticias y Noticias Repretel, los canales con mayor audiencia. Eso hizo que los seguidores que tenía en su momento se hicieran cargo de la campaña, se apoderaron de él y generaron el ruido suficiente para ganar la aprobación social necesaria para empezar a mover la aguja, ganar adeptos rápidamente y lograr que fuera invitado.
En el siguiente gráfico vemos, en amarillo, cómo la página de Carlos fue ganando tracción gradualmente y no de golpe como en el caso de Fabricio:

Al igual que Oscar Pereiro en el Tour del 2006, Carlos y Fabricio Alvarado han sabido aprovechar el golpe de suerte inicial. Hicieron ajustes rápidos a la estrategia de campaña para aprovechar la ventaja que factores externos les habían dado, especialmente Fabricio que no pensaba estar en esta situación.
A hoy, 48 horas antes de la elección, son los únicos dos candidatos a los que las redes sociales les suman a la campaña. Y al igual que Pereiro, están sabiendo llegar a París.
¿Piza y Álvarez Desanti?
La campaña de Rodolfo Piza y la de Antonio Alvarez Desanti, los otros dos candidatos con opciones, no han tenido la misma suerte que Carlos y Fabricio Alvarado. No se han beneficiado de ningún factor externo que les sirva de empuje.
Sin embargo, tampoco han sido campañas que hayan sabido anticipar muchos de las circunstancias, y mucho menos contrarrestar las que han beneficiado a los demás. Siguiendo con las analogías con el Tour de Francia, diría que ambos esperan que otro equipo tome la responsabilidad de recortar la fuga o que el líder tenga un imprevisto para ganar terreno. El problema es, ¿qué sucede si lo que esperan no llega?
En fin, pase lo que pase el domingo, sea quien sea el que gane o los dos que vayan a segunda ronda, por acción o por falta de la misma, no hay duda de que la suerte, y no la estrategia, habrá marcado el rumbo de esta campaña electoral.
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Concuerdo con usted de que hay factores externos, pero un punto a rescatar y en el que no profundiza, es como un grupo de personas que son la base de apoyo de Carlos, ha logrado hacerlo crecer. Estamos claros de que lo menciona, pero me parece que si lo profundiza, podría ser un análisis muy interesante. Como una base activa, levanta la opciones de un candidato atrayendo más y más simpatizantes.